Un cuarto para Moreno Villa

Publicado el

No todo el mundo sabe con tanta claridad lo que le pide a la vida como lo supo José Moreno Villa. Casi nadie se conforma con desear tan poco, o se da cuenta de todo lo que puede caber en la máxima simplicidad de un deseo. Lo que deseaba Moreno Villa era tener un cuarto, una habitación propia como la de Virginia Woolf, una habitación en la que saber quedarse en calma, como hubiera querido Pascal, un reino confinado pero también abierto al mundo exterior, como la torre del castillo en la que Montaigne instaló su escritorio y su biblioteca al retirarse tempranamente de las obligaciones públicas. En México, en 1939, cuando su vida de desterrado empezaba a encontrar cierto orden, y cuando ya sabía que probablemente no regresaría a España, Moreno Villa escribió un breve boceto autobiográfico en el que ya estaba la semilla inconsciente del gran libro de memorias que emprendería unos años después: se titula, con esa austeridad tan suya, Busca del cuarto deseado, y es el relato de una vida a través de las habitaciones en las que se ha ido sucediendo.

[…]

Seguir leyendo en EL PAÍS (7 / 1 / 12)